lunes, 1 de agosto de 2011

LA CARTA DE AMOR DE VERMEER

LA CARTA DE AMOR  ( 1669)





La carta de amor
óleo sobre lienzo 44x 38cm
Amsterdam, Rijkelmmuseum





Algunas obras costumbristas holandesas del Barroco presentan a las criadas holgando, desatendiendo sus quehaceres, como La criada holgazana de Nicolas Maes. Sin embargo, en algunos trabajos de Vermeer las criadas se afanan en sus labores -véase la Lechera- o colaboran estrechamente con sus señoras en los amoríos clandestinos de éstas, como podemos observar en Mujer escribiendo una carta y criada o esta escena que contemplamos. En primer plano apreciamos el estrecho corredor que conduce a la sala en la que la dueña de la casa interpreta alguna canción con la mandolina. En la pared izquierda del corredor se vislumbra ligeramente un mapa mientras en la derecha observamos una cortina que nos permite contemplar una silla en la que se depositan partituras, aludiendo una vez más a la música 
como vehículo para el amor.



 Ya en la estancia principal, en primer plano, se sitúan dos zuecos y una escoba, posiblemente de la sirvienta. La dama se sienta junto a la chimenea y dirige su interrogante mirada hacia la criada, quien acaba de entregarle una carta, mirando a su señora de manera cómplice, indicando que está al corriente de sus pasiones secretas.


 Algunas claves de la obra refuerzan la idea de la pasión amorosa como la chimenea o la marina que cuelga en la pared mientras que la escoba, el cojín para hacer bordados, el cesto de la ropa o la labor indican que las tareas del hogar han sido abandonadas por la mujer para refugiarse en sus pensamientos amorosos.



Los diferentes elementos se sitúan de manera paralela al espectador, utilizando también Vermeer la bicromía de las baldosas para crear el efecto de perspectiva. La iluminación es verista y se extiende por igual y lógicamente, sin producir efectos llamativos, considerándose adecuada para una mejor percepción de cada uno de los motivos. Al mismo tiempo, la potente luz crea un sensacional efecto atmosférico y resalta las brillantes tonalidades, especialmente el amarillo de los vestidos de la dama y el azul de los de la criada.

Mercedes Tamara 
1 agosto 2011



Bibliografía : Vermeer, Edic Taschen


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