martes, 1 de noviembre de 2011

AGOSTINA DE JEAN BAPTISTE CAMILLE COROT

AGOSTINA 1866


AGOSTINA
óleo sobre lienzo 132x 97,6 cm

Washington DC National Gallery 
of Art Dale Collection 



Tras un aprendizaje de cinco años como comerciante de paños Corot estudió pintura de 1822 a 1826 primero.con Michallon y después con el maestro de éste, el paisajista neoclásico Victor Bertin .


Sin embargo el estaba persuadido de que un hombre sólo puede llegar a ser pintor " después de haber conocido una profunda pasión por la naturaleza . Corot pintó y dibujó casi siempre al aire libre . Trabajó en el bosque de Fonteinebleau , en Diepper , Le Havre.


Durante su primera estancia en Roma de 1825 a 1828 -que sería decisiva para su evolución artística pintó del natural una serie de esbozos al óleo , vistas de antiguos monumentos romanos y paisajes de los alrededores de Roma . Lo más característico de estos esbozos es la inusual espontaneidad con que el pintor capta la luz y la atmósfera del paisaje a diferentes horas del día . Las ricas variaciones de matices constituyen uno de los aspectos más atractivos de estas obras. 


A su regreso de Italia Corot adopta un nuevo estilo que da origen a sus paisajes lírico-románticos ( paisajes intimos ) en ellos , la observación directa de la naturaleza queda casi siempre subordinada a la creación de un determinado ambiente , presentado en colores difusos de tonos plateados. Por esta razón Corot supuso un importante estímulo para los
impresionistas,que le invitaron a participar en su primera exposición.


Vista ligeramente desde abajo mientras descansa en una balaustrada de piedra , la figura de una joven italiana se erige monumentalmente y con un aire de estatua casi clásico contra un fondo atmosférico diáfano, consistente en una ladera rocosa y con granjas, el tronco del árbol cortado en el borde derecho del lienzo y un cielo dominante que aparece salpicado de pequeñas nubes de matices dorados.


Los densos tonoz azules y negros de la ropa de la mujer destacan claramente su figura de fondo El ánimo serio y solemne del cuadro se concentra sobre todo en la zona de los ojos, , sumida en sombras e impregnada de melancolía . El vestido italiano, el exquisito collar de perlas y, en especial, los nobles rasgos faciales enmarcados por un cabello negro peinado maravillosamente transmiten una dignidad clásica , como si algún personaje de una antigua leyenda se hubiera materializado de repente ante nosotros. La joven personifica la tierra de la nostalgia , Italia y el encanto de ese entremezclarse de la grandeza clásica y la subjetividad que todo movimiento romántico buscó, una y otra vez en el mundo mediterráneo.


Mercedes Tamara 
1 noviembre 2011



Bibliografía : 1000 Obras Maestras de la Pintura

lunes, 31 de octubre de 2011

UN BARCO NAUFRAGADO DE CARLOS HAES

UN BARCO NAUFRAGADO 1883



Un barco naufragado
óleo sobre lienzo 59x 103 cm
Museo del Prado Madrid




. Entre los paisajistas del Realismo español destaca la  figura de Carlos de Haes, promotor de esta temática gracias a su plaza de catedrático de Pintura de Paisaje en la madrileña Escuela de Bellas Artes de San Fernando a partir del año 1857 desde donde formará a una interesante generación de paisajistas en la que destacan Beruete y Rico.


 Haes considera el paisaje como un género de entendidos al ser difícil de tratar y de entender. Plantea que el fin del arte es la verdad que se encuentra en la imitación de la naturaleza, fuente de toda belleza por lo que el pintor debe imitar lo más fielmente posible la naturaleza, debe conocer la naturaleza y no dejarse llevar por la imaginación.


 El pintor debe salir a la naturaleza para captar los primeros bocetos y acabar el cuadro en el taller, incluso el cuadro puede cambiar si la naturaleza cambia. Podríamos pensar entonces que el artista se limita  a ser un mero imitador de la naturaleza pero Haes piensa que cada persona contempla la naturaleza de forma diferente. Estos aspectos filosófico-artísticos que plantea el maestro se aprecian claramente en esta escena donde observamos los restos de un barco en una playa, revoloteando las gaviotas y faenando los marineros a su alrededor.


La línea del horizonte se ve reforzada por la presencia del faro y el  fuerte oleaje. Los elementos de la composición están sabiamente estructurados, mostrando una pincelada minuciosa y cuidada aunque no se pierde un ápice de frescura dentro del más puro realismo atmosférico, especialmente la descripción del celaje cubierto de nubes, recreándose en los juegos de luz. Las tonalidades grises y azuladas predominantes remiten a su Bélgica natal, viéndose  también influido por la Escuela de Barbizon. 


Mercedes Tamara
31 octubre 2011



 Bibliografía: 1001 Pinturas que hay que ver antes de morirse, Edic Grijalbo