jueves, 17 de octubre de 2013

SEVILLA MARTIN RICO

            SEVILLA 1875
Sevilla
Acuarela sobre papel 300 x 470 cm
Baltimore, Maryland, The Walters Art Museum




      El artista pintó esta acuarela en su campaña de marzo a mayo de 1875 en Sevilla en la que comenzó, precisamente, por trabajar en esta técnica antes de abordar la pintura al óleo. En este caso la acuarela se relaciona estrechamente con el lienzo La Huerta del Retiro en el que también se representan algunos árboles similares en primer término, los asnos cargados de naranjas e incluso, la misma figura femenina atavíada con un chal rojo. Hay varios dibujos preparatorios . Uno, es el boceto en el que aparecen los elementos arquitectónicos de fondo, e incluso el rústico toldo de la derecha. Representa el fondo de los Alcazáres de Sevilla , desde las Huertas del Retiro, con el Cenador del León a la derecha, que tiene un especial protagonismo en la acuarela por el juego cromático que su cúpula azulejada del siglo XVII proporciona. El lugar de las Huertas del Retiro, muy ameno, se consideraba décadas antes " deliciosísimo y variado , de una extensión infinita "y el artista encontró en él la mejor combinación de riqueza arquitectónica al fondo y belleza natural en primer término.

En el dibujo Rico prestó una atención especial a la iluminación señalando las sombras allí donde efectivamente irían en la acuarela. Como solía , el artista modificó a su gusto algunos aspectos y en lugar de representar la masa central de árboles, los espació convenientemente para introducir un ritmo de elegantes verticales en la composición. Sobre los arcos del fondo pintó yeserías en delicados tonos azulados , violáceos y malvas .Añadió también una faja de decoración rojiza en el cuerpo del cenador, bajo la cúpula y,en lugar de la sola figura que aparece en pie en el dibujo, animó la escena con otras cinco, dos de ellas en primer término, otras dos al fondo, que cuidan las macetas y, a la derecha,una más bajo el toldo, que da sombra al abrevadero.

El colorido presenta una extraña animación debido al acertado uso de los blancos como fondo, no solo en los edificios sino también en el primer término, donde los toques coloreados en verdes grises y ocres no los cubren por completo, lo que produce una intensa vibración de la luz en la composición. La pureza del color, muy intenso, destaca en los violetas y azules del cielo. El recurso cromático de mayor relevancia es el que concierne a las sombras coloreadas en violeta, bajo los aleros, muy visibles en las de las torres en cuyos vanos se descubren asimismo unos tonos azulados muy bellos. También los objetos colocados ante el muro arrojan sombras violáceas, que la blancura de aquel resalta. Sin duda, la ejecución del natural llevó a Rico a optar por ese colorido en la representación de las sombras, lo mismo que había hecho Fortuny en 1874, de modo que ambos amigos llegaron, cada uno por su lado, a consecuencias parecidas en este sentido a la de los pintores impresionistas.

El artista utilizó en esta acuarela un toque en forma de mota a veces de perfiles quebrados , muy personal, frecuente a partir de entonces en muchos de sus dibujos y acuarelas. En las ramas de los árboles la pincelada se hace casi filiforme y atestigua, un carácter nervioso y suelto, un dinamismo mayor al de trabajos anteriores. Como en otras obras sobre papel e incluso también, en algunos de sus óleos pintados en Andalucia, Rico dejo apenas esbozados con toques sueltos las áreas de los bordes y acabó en cambio con mayor minuciosidad la parte central de la escena, lo que da un efecto de frescura y ligereza a la composición. Por otra parte su gusto por la multiplicidad de planos y por la riqueza y diversidad de los elementos representados le llevó a introducir objetos aparentemente secundarios, como las tinajas de barro cocido que se acumulan bajo el balcón del muro a la izquierda , resueltas con la atención justa al pormenor.


Mercedes Tamara
17-10-2013
Bibliografía ; El paisajista Martín Rico Edit Javier Barón, Museo Nacional del Prado                            Madrid

miércoles, 16 de octubre de 2013

CRUCIFIXIÓN EL GRECO

CRUCIFIXIÓN 1597-1600
Crucifixión
óleo sobre lienzo 312 x 169 cm
Museo del Prado, Madrid



Parece que en la composición del retablo , la Crucifixión  coronaba el ático y establecía un eje visual con la Anunciación . Como se ha reconocido se trata de composiciones únicas en la historia de la pintura no sólo por el estilo inusual hasta ahora en El Greco, sino por la riqueza de significados . En este caso, por encima del hecho evangélico de la muerte de Cristo en la cruz, la escena constituye una verdadera alegoría de la sangre en su sentido cristiano más eucarístico.
 
Para su significado se ha ahondado en la relación entre El Greco y el beato Alonso de Orozco, relación que vendría a justificar algunos detalles de extraordinaria libertad usados por el cretense . Sin embargo, no todo  queda explicado a partir de la influencia de los textos del beato, que dedicó a la pasión de Cristo gran parte de sus escritos. Desde un `punto de vista simbólico, la Crucifixión condensa los votos de pobreza, castidad y obediencia , visualizados a través de las escenas de La Encarnación, la Adoración de los pastores y el Bautismo. Pero además constituye un verdadero símbolo eucarístico en el que recupera algunos antecedentes medievales . En ellos, la sangre de Cristo era recogida por ángeles portando cálices. En la versión grequiana ,los dos ángeles recogen con sus manos el agua y la sangre derramada por las heridas de Cristo ya muerto. A los pies de la cruz, María Magdalena y un ángel , que describe un escorzo de extraordinaria dificultad ,empapan con los paños las gotas vertidas.
 
La quietud espiritual de la escena tiene una réplica en el estatismo de la estructura. El eje de la cruz , de brazo muy alto , marca la geometría de una composición muy simétrica . En el centro,  la doble cruz descrita por el madero y el cuerpo de Cristo , a los pies Maria doliente y San Juan con el gesto de adoración. Sólo los ángeles parecen evadirse de la contemplación de esos personajes imprimiendo mayor ritmo y movimiento. Las luces de los otros lienzos que componen el retablo se han apagado. La muerte de Cristo sume la escena en las tinieblas en las que, sin embargo, destaca una relación cromática de gran armonía con rojos, carmínes, azules, verdes y amarillos que refuerzan la lividez del cuerpo inerte del Redentor.
 
Mercedes Tamara
16 -10-2013